Borregos
En
un mundo donde los tontos, siguen a los tontos y encima los idolatran y amparan
sus actos a sabiendas o ignorancia de lo que hacen, poco importa.
En
un mundo, donde opinar es fácil derrocar o llevar al reino de juego de tronos,
es tan sencillo, como vomitar después de una borrachera.
En
un mundo, donde sencillamente todo vale y poco importa lo interesante,
imaginativa o creativa que pueda ser la propuesta.
En
un mundo, sin reglas, sin normas, donde los rebeldes sin causa, no llegan ni a
las tachuelas de las botas de James Dean.
En
un mundo, sin que nadie sepa donde ir, siquiera cuando pasa el fielato de su
escalera hasta la casa del vecino y sin embargo tiene opinión sobre el aparato
endocrino gastroentero pancreático de los peces teleósteos.
En
un mundo, donde yo dejé mi piso de alquiler y me mudé, para quedarme en un
mundo mudo, ahora soy mucho más feliz.