Mi otro yo.

Mi otro yo,
saborea lo increíble,
se decide
por lo ambiguo,
la extraña ignorancia
de ser diferente.

Y puestos a escoger
me quedo exhausto,
cuando camino
por los adoquines
de formas raras.

No cabalgo,
sino muevo
el silencio de sitio
mientras la multitud
se acongoja
a mis espaldas.

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