A veces las gaviotas...

A veces las gaviotas
me persiguen
entre mar y arena,
buscan mi aposento
se escudan en la ignorancia
o en la debilidad,
pero me siguen
alborotadas como engendro
de una ansiedad pasmosa,
otras renovando calma
para volver sobre mis pasos,
pero me siguen.

Yo sé que me siguen,
o tal vez, las quiera seguir
amamantan la pubertad
de mi inmadurez eterna
y la sabiduría de mantenerme
en el mismo plano de vida
donde no añoro los sueños.

Las dejo a mi lado, perennes
como hojas que no deshace
ni el calor ni el viento,
las dejo que me sigan
porque mi vida es mi gaviota
y mi mente,
ese ser que te persigue
cuando persigo lo que deseo.

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