Taciturno domingo

Cuando la soledad
me arresta
y las pupilas envejecen,
aun en el orgasmo
de no tener contrario,
todo sabe
a domingo taciturno.

Cuando caminas
el corte de mangas
se queda en un brusco vaivén
hacia los parques,
donde las orquídeas
saben crecer
solas y perfumadas.

Cuando llegas
la vertiente se estrecha
el amor se hace real,
y el mundo es tan pequeño
como la saciedad
que me provocas
cuando toco tus dedos.

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