Apocalipsis de letras

Me siento sin sentirme y sin sentarme, es como si me dejaran en pelotas entre contraseñas, email, apocalipsis de letras, y cosenos infrahumanos de ilógicos números. Y detrás de todo eso, me pregunto donde me quedo yo, porque cada vez me siento mas helado, más desnudo y en lugar de preveer un orgasmo, lo que parece arribar es un Crucero Costa Concordia sin temor a desnivelar la línea de flotación de mis neuronas.

Mi edad se replantea al mismo ritmo que se agota, mis fuerzas no salen para andar desiertos ni jugar partidos homenaje, tolero menos, aguanto aún menos, respeto lo imprescindible para seguir andando sin temor de peso.

Me quedo con las ganas de escupir a quien sólo, se insulta, pero creo que es estúpido tirarle escupitajos al mar, o dejar escapar un grano de arena sobre el desierto, solo me queda volver a mi infancia y sacar del plato lo desagradable, tirar fuera lo que no quiero dentro.

No tengo miedo a la soledad, sí a la multitud insulsa, no tengo miedo a vivir sino a desear la vida y no tenerla. Solo quiero tener cerca quien me ayude a buscarla, paso rematadamente de conceder un segundo a quien no tiene cabida en mi reloj, y esto no es querer refrendar mis pensamientos, sino pensar en voz alta y a grito pelado, lo que siento del todo y en silencio. 

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