La formula menos imperfecta

De la piel del ser humano
extraigo el elixir y el veneno,
nunca nadie conjugó
en idéntico lugar
dos pócimas
de tan diferente condición.

De su cuerpo
saco plumas
para encoger la dureza
de mis entretelas,
el terciopelo de su esencia
y la rugosidad de mis neuronas.

De la sinceridad
la fórmula menos imperfecta
de perfeccionar la calma
que me empuje a lo lleno
en lugar de al vacío.

Del amor,
la esencia de caer sin miedo,
de romperme sin temor,
de deshacerme con respeto
a la locura más salvaje
que alguien pudo inventar.

Del resto,
saco las ganas de sumar
en otra calle. 

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