El estado sobrenatural

El estado sobrenatural es el mayor de los estados, no gobernado por incongruentes, ni saturado por absurdas sandeces, en él no existe orden impuesto, puesto que el orden es gloria y orgullo de los personajes que lo integran, quien sin un guión preestablecido actúan bajo el palio de la verdad, sin el engendro de un partenaire inadecuado o de un chivato de baja alcurnia, que modifica el orden de las letras alterando el consumo propio para seguir viviendo.

En ese estado no quiero que me traigan flores al sepulcro, vivo allende los mares, donde las orquídeas llegan al plato, en vida y sin necesidad de trayecto. Vienen de sus manos, sin cuchillo cortante se deslizan y florecen cual luciérnaga en la sobriedad de una luna pobre.

Abandoné aquellos días mezclados, entre el beneplácito de la duda y la inteligente experiencia, una maldecía a la otra la panacea de no saber, la otra de ignorar y entre ambas, descomponían lo que quiero pare este instante, un ciprés tan erguido como el tiempo pasado desde que engendré raíces.

En lo sobrenatural valoro la cara y la contracara de un segundo, la verdad de la parte humana con quien convivo y la calma de saborear el tiempo y el ser, que me adorna, para ser y estar lo mas cercano al lugar donde quisiera pasar el resto de mis días.

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