Atado a un retal de nube

No hay nada,
como desenchufarse del día,
romperlo en mil pedazos
y acogerse a un retal de nube,
ponerse a vagar
entre cintas
de sujetadores desprendidos,
pieles aterciopeladas y calientes,
detrás de no se que trozo de tela,
y emborracharse
de lo que estará haciendo el mar
en este preciso instante,
que todo parece gris y parado.

No hay nada
como perderse de uno
para encontrarse
y cuando el yo escondido, llega
dejarlo ir
como bala
detrás de un destino incierto,
sin pulsar cerebro,
mirada o palabra alguna
y donde se detenga
será ese punto ameno
donde no elucubrar
sino soñar con los ojos abiertos,
tan abiertos
que dé miedo
saberse tan feliz y bello
con lo que esta pasando
el mismo segundo
que todo era del otro lado
donde ahora estamos.

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