Le pongo lejos

Perdona que no me levante
su antídoto no me impone
ni pone un habito de deseo
a mi cuerpo indemne
de dudable seducción,
no me roba el sueño
ni siquiera lo real,
me deja seco
como la arena de verano
llena de huellas
pero sin historias
donde acariciar una mano.

Perdona que le dé nada
no quiero miserias para ruinas
ni monedas de amor,
para pagar gangas,
me estrechan sus neuronas
y no me sacan del plagio
de vivir su vida
en un insulso cartapacio.

Perdona que le ponga lejos
tan lejos como lejana
es la estancia
que quiero,
de usted en mi vida
si lo insulso y las envidias
quiero tener alejadas.

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