Como principe convertido

Me fío del gancho
que sostiene la compostura
de tus flamantes senos,
pero no me detiene
la fiabilidad de deleitarme
con su consumo dactilar,
cuando mi única pretensión
es llegar, desear y hacerlo.

No existe presilla
con imperdible clavija
que me desespere en desconsuelo
sobre la tenaz cosecha
perseguida por mi pasión.

Ahora que la traba murió
que mis dedos entretienen
la erguida postura
de tus pezones,
no tengo mas enmienda
que palidecer ante su encanto,

Y como príncipe convertido,
atacar salvajemente
las torres de tus pechos
hasta derrotar la batalla
contra la fogosidad de alcanzarlas
y el fervor de haberte
amado y desnudado
para satisfacción de ambos.

Entradas populares