Bajo los arboles

 Bajo los árboles,
un día de mayo,
me pidieron procrear la belleza,
al menos
si no llegaba mi entusiasmo a tanto,
tan solo definirla,
llevármela a un rincón,
detener su encanto,
acariciar su ego,
y tratar de soportarla un leve momento
sobre su inspiración divina.

Les tengo que significar,
que no pude,
me hablo de un aire, de un cielo y de un infierno
que intenté componer,
y cuando se me iba el infinitivo
me traducía un participio imperfecto,
me prolongaba sobre una historia
que no se si había vivido,
me asaltaba la duda,
me atracaba el presente,
me desnudaba el pasado,
y me hacia un nudo,
no se que futuro
que aun no había llegado.

Me quedé absorto,
en pelota picada y sin pareja,
bajo sabanas
donde no había ser mas desnudo
que yo mismo,
y entonces, me comentó
la belleza soy yo,
quien te ayudo a amanecer,
ahora, vestido de día
ya no me puedes ver,
no puedes sentirme,
no puedes tenerme,
tal vez te desnudes mañana,
y por un segundo me tengas,
tan solo quiero que sepas
que si me abrazas,
aunque solo sea ese segundo,
habrás sentido mis manos,
acariciado mis ojos
y tocado mi sexo,
habrás vivido,
y si lo haces
nunca andarás muerto,
porque la vida es...
tu y la belleza de haber vivido.

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