Me visto con la calma


Tengo los ojos rasgados
la mente experimentada
y las manos jóvenes,
como un pianista
ávidas de caricias,
locas por tocarte
donde mas sientes,
en la intimidad mas cercana
al paraíso soñado.

Tengo carcomidas las entrañas
y deshechas las neuronas
de haber pensado,
donde no debía tener dudas,
ahora que las dejo
que se quedan marchitas
al borde de un cajón,
déjame sin ellas,
andar despacio
hacerle un vestido a la calma
y resbalar en las formas de la luna
para amanecer desnudo
con el horizonte por testigo
y el infinito por destino.

Te quiero amanecer,
hoy me has vuelto a recordar
que sigo viviendo,
gracias por la oportunidad
de llegar a sentir lo que quiero
con quien quiero,
en el momento que te de la gana.

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