El caminante entretenido

Y el caminante, entretenido
esbozaba una sonrisa temerosa
de andar despacio
o con pies en polvorosa.

Se detuvo junto a la puerta
y dejó el riesgo fuera,
cenó con la rutina
y almorzó con el conformismo,
la indigestión fue tal,
que hoy sigue pagando
el impuesto de aquel engendro.

Razones le sobraban
y cordura a su cerebro,
para crear otro invento
que no la duda
que evocaron sus neuronas,
para superar aquel intento.

Hoy yace,
compuesto y con mujer,
hijos por doquier,
y tanta paga como desvelo,
más el se creó la vida
y hoy muere por matarla
sin caer dentro.

Entradas populares