En la parquedad de lo humano

Deseo que brota
del suburbio de sus pies,
descalzos y desnudos
como el resto de su ser,
ahuyentado del ruido
y desahogado de silencio
me deja la calma
donde guarecerme
del viento.              

En la parquedad
de lo humano,
le dejo mi resto de imprudencia
sin reservar siquiera la discreción,
no valoro la moderada gota
que no colma el vaso
de mi deseo,
prefiero absorber hasta mi aire
para rebasar la arteria
donde habita el suyo.

Y situado en el trayecto
cojo vía suelta,
sin ticket ni aduana,
marco las calles
con mis pulgares húmedos
y le traspaso
la venda satisfecha
donde duerme el amor
que le profeso.

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