De madrugada

De madrugada
y plagado
en tu ausente ausencia,
me decido a gestionar
el enredo indescifrable
del  metálico jaleo
de tu  calido sostén.

Me propongo
no mirar las horas
ni el tiempo que me impide
no llegar a tus pechos,
me quedo de alquiler
en el deseo acelerado
que me componen
las agujas del reloj
hasta el punto infinito
donde tus pezones álgidos
se entretengan
bajo mis dedos.

Me descuelgo
del ático de tu cuello,
hasta el sótano
de tu entrepierna,
con la delicada paciencia
de ser reo de tu piel,
no me limito a pasar,
paso de ser pasajero,
y transeúnte con billete
sin condición de permanencia.

Me quedo,
de por vida
o dividido
dentro de tu cuerpo,
pero me quedo,
no tengo mas corazón
que el latido
que vive en ti.

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