El invierno en soledad

Si me entrenaron
para no permanecer sin más,
para no buscar las noches
cuando aun es de día,
y el amanecer aun no bostezó,
no tengo mas remedio
que meter en mi bocadillo
las doce antes del mediodía,
y celebrar mis uvas
sin el vulgar desencuentro
entre la rutina y el letargo,
desfallecer entre las ondas
y sacar una línea recta
donde andar con mi silueta
hasta que llegue la hora de comer.

Mas tarde cuando el ocaso
me recuerde la playa solitaria,
esa que se come el invierno en soledad
y los veranos, no encuentra hueco,
cuando las huellas sean del pasado
y el presente esté vacío de ellas,
me guardaré la foto
del paquete de tabaco antiguo,
del bote de coca cola enrobinado
y le gritaré al mar en silencio
como gritan los borrachos,
con la verdad por bandera
y el infinito por destino,
le diré que aquí estoy,
que me dejen solo,
que me llenen de todo
y me vacíen de nada
y seguiré en el justo espacio
y en el preciso momento
que vine a vivir,
justo allí, me quedo.

Entradas populares