Te escribo, admirada Baudelaire

Te escribo, admirada Baudelaire
porque extraño
tus planos de mi hogar,
los que te llevaste en tu mochila mental,
tus entusiasmadas conversaciones,
tus naturales respuestas sin artificio.

Me comentan
que no saben donde estas,
que hasta tu lo ignoras,
pero de todas formas te extraño,
porque me gustan los inviernos de playa
las noches de silencio bajo la lluvia,
las tapas de los lunes,
el gin tonic de un martes
a las cinco de la tarde,
cuando los toros
aun rugen vivos.

Me gusta lo diferente
lo inaudito, como dicen los eruditos,
pero nosotros somos
mas de botella sucia
de arte en las venas,
 que no en la fachada
vemos por dentro,
leemos por dentro,
admiramos lo de dentro
y si alguien nos gusta
nos quedamos dentro
yo de ti,
ella de mi...

Tan solo nos hace falta,
medio segundo
y mira que en la vida
lo que menos escasea
es el tiempo,
el tiempo real,
ese que no se malgasta,
pero tal vez la poca escasez
provoca la tontería en la multitud.

Por eso te echo de menos,
porque tienes un algo
que te hace incuestionable pasajera
de lo realmente imprescindible,
gracias por ser
y por darme respuestas
cuando ni las busco
cuando me escondo en el bosque
y me seduces
para que me acerque,
cuando atraviesas el aire
y tu humo me llega
con perfume de canela.

Gracias, por hacerme sentir
un poco mas vivo,
por ser vida dentro de mi
y arropar los sentidos
bajo mis sabanas,
cuando me atraviesa el invierno.

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