No me preguntes

No me preguntes
porque te clavas
en mi mirada,
porque te dejo mis ojos
por el instante
que necesito
para conjugar mi verbo,
el nuestro.

Te dejo todo,
colgado de la línea
de tu sujetador,
enganchado
con el leve imperdible
de un instante
que se sumerge
en tu piel,
que me desborda
en la ignorancia
de no volverte a ver.

Me llevo tu vida
la cojo de la mano
y por un segundo
paseamos
por la línea del infinito,
y sin soñar,
te miro,
me quedo en tu mirada
y vivo,
deseo tus ojos
tu ser,
lo que daría
por morir ahora mismo
en el,
y hacerte gritar
de placer,
mientras el reloj
muere una vuelta más,
que seguirá
siendo eterna,
que seguirá
siendo nuestra.

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