Dame un segundo, te daré la vida...

Deseo el rincón de tu piel
donde te escondes,
la neurona donde cargas
mi deseo,
y la minúscula parte
de la marea
que llena mi cuerpo.

No quiero un millón de días
si quiera un reloj infinito,
me sobran las horas
y me falta la locura
que es tenerte
cuando la levedad
se hace magia.

Tu boca me llama
sin tocar la puerta,
sin que me roce
y provoca
que un escalofrío
aterrice en mi cuerpo.

No quiero un si
ni tampoco un no
sino me haces llegar,
sino interrumpes
mi camino
y me llevas de tus labios
donde la vida tiene sentido.

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