Ven, te espero...

Fueron cinco los segundos
hasta que me cruce con tu mirada
y una vez delante de ti
tuve celos del aire
y señale la tarde en rojo
para no olvidar
el principio de nuestro calendario,
rompí hasta las horas
de mi reloj
y adelante al destino.

Mi corazón se ha convertido
y el tuyo ha dejado el ateísmo,
y en la fe que nos ahogamos
no existe palabra,
tan solo el silencio
que se muere en besos,
en adornos de tienda de ultramarinos,
no hay olas que puedan vencer
la distancia que nos impide
llegar a tu boca,
perderse en la mía.

Y ahora que me escapo
con la sola sombra de tu cabello,
ahora que mi cielo es una nube y tu,
que la lluvia
es la humedad de tu sexo
y el mar las ganas de ti,
solo quiero componer
el lienzo de las horas
que no dibujemos juntos
para que las líneas
me lleven a ti,
tengan el color de tus labios
y el carmín
que deseo, viva en mis labios.

Eres tú lo que me lleva
al amanecer
y no las siete de la mañana
que me joden
cada nuevo día
cuando el sol mata a la luna
y tú no estás entre mis sabanas.

Ven, te espero
para seguir andando
el resto de mis días.

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