A tu espalda desnuda...

A una espalda desnuda
donde termina el infinito
se apaga la luz
y se embaraza el amanecer
de una neurona descargada
con la energía de los sentidos
y la pasión de una eterna marea
que hace palidecer
al mar más embravecido.

A la loca pasión
de vestirte y desnudarte
de romper el aleteo del aire
detrás de tu sombra,
y en la sana impaciencia
de sentirte desnuda
provocando a los astros
la tierna salida de saliva
encumbrando sus labios,
allá donde no pueden llegar
allá donde no pueden residir
más que tu cuerpo
y mis manos.

Y ahora que el tiempo
nos separa,
que solo las horas del reloj
ponen distancia
entre nosotros
me retuerzo con el ánimo
y con el alma
que no apaga tu nombre
ni muerde mi deseo,
lo hace crecer
como el árbol en primavera,
como la luna
en vías de ser llena.

Quiero que llegue mañana
para estar más cerca,
que las horas se adelanten
y que anochezca
más temprano,
y cuando sea ausente
la distancia,
frenar el tiempo
romper los relojes
enterrar las prisas
y amanecer la calma,
para que nadie
apague la luz
y solos,
podamos vestir
tu cuerpo,
tu ser,
tu vida...
donde amanecen los sentidos.

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