Muerto en vida...

Siempre he pensado
que nadie debe vivir
la vida que se nos dio,
que nadie debe
aletargarnos
en el baul amarillo
atajado por el tiempo.

Acomodarnos en la poltrona
incomoda de la rutina
nos hace regresar
a los muelles del ayer,
a anclarnos en la zozobra
de un barco
que nunca podra partir,
y en el infinito
quedaran colgadas
ilusiones y aplausos,
esos que el corazon
nos devuelve
cuando allanamos la aduana,
cruzamos fronteras
y adelantamos
a las pobres tortugas
que habitan cerca.

Si morimos,
maldiciendo lo que no hicimos
nos hallamos muertos
mucho antes
que la lapida caiga
sobre nuestros caducos cuerpos,
si no experimentamos
la sinceridad con nosotros
solo habremos  provocado
el leve murmullo
del feroz grito
que emulamos al nacer.

No te quedes con las ganas,
no acuestes a tu mente
en la cuna que no quieres,
a veces por prisa
otras con la pausa por testigo,
nos quedamos o vagamos
en la monotonia
de no hallar nada...
aun pareciendo tener todo,
y la borrachera neuronal
nos pega un tiro,
en la ruleta rusa
que pende de nuestros dedos.

Una vez muerto en vida,
solo queda esperar,
a que la muerte no te llegue
sino te renueve el contrato
para seguir trabajando
en el mismo lugar
con las mismas personas,
en el piso de arriba.

Entradas populares