Y siempre... a tu lado

Y si me enredo con la niebla
y me dejo caer por tu calle,
apago mi deseo
tocando con ternura tu timbre
y desplego mis piernas
sobre las escaleras
que me conducen
a la primera intimidad
que me separa de tu cuerpo.

Un buzon que marca tu nombre
y un letrero que me lo repite,
no me cansaria de leerlo
hasta la saciedad
estaria en ello.

Tu sonrisa y tu boca,
no se donde mirar
si pararme en tus ojos
o en la desnudez de tu cintura
que me descubre tu ombligo,
vivo penetrando tu universo
en un solo segundo
en el que tardo
el cruzar el fielato
del rellano de la escalera
al interior de tu universo.

Y tu camiseta
se aposenta sobre el suelo,
y entre tu sujetador blanco
y mis manos queda el juego,
de dejarte abandonada
solo al aire
y a la quimica de mi deseo.

Tus pechos desnudos
de esa cremallera
donde avanzan mis dedos,
y tu intimidad solapada
bajo el lienzo de tus vaqueros,
un boton que te aprieta,
un nudo que me ahoga
y la tela se desliza
hasta el fondo
del mar humedo
donde ahora
navega tu cuerpo, mi cuerpo.

Me siento sobre tus pies,
mirando el rostro
que siempre quise dibujar,
sobre los ojos que nunca imagine
porque sabia
que un dia
delante de ellos
deberia estar,
y me dejo arrastrar
por la neutra posicion
que es tu y yo...
y nada mas,
el aire de nuestra respiración
y ese orgasmo de placer
donde ahora
vivimos los dos.

Y sentirme dentro de ti
embadurnarme de tu perfume
y escoger lo mas profundo
de la marea
que despide tu ser,
revolucionar la alquimia
que tu sexo despide
y evadirme de mi cuerpo
para encontrar
el tuyo,
y vivos,
con las neuronas vacias
gritar que no existe
mayor placer
que ese segundo,
en ese lugar
y siempre...
a tu lado.

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