Taxi al viejo Madrid...

Le deje dos vocales
y tres consonantes,
para que me llevara
con su taxi,
por  las calles de la ciudad,
la embadurne
de mi perfume
mientras andaba,
sin echar la vista atrás,
con su tez morena
con sus ojos difusos
con su sombra
sobre el salpicadero…
le dibuje el amor
entre su pelo.

Calle deseo,
esquina con pasión
numero catorce,
donde habita
un desconocido transeúnte
ese que nos espera,
para morir
en su reciente escalera
cuando apenas
comenzado el día,
llorando aun la noche
para destilar
el suave veneno de su boca,
que vaga ahora
en no se que sueño…
bajo sus cansados parpados.

Y sin devolverme su mirada,
la amo,
persigo su leve aleteo
el pequeño roce de sus manos
cuando me devuelve
unos cuantos euros,
y sus ojos clavados,
esos que no deja caer
apagados, exhaustos
de la dura noche…
y me limito a un gracias
lento y sigiloso
como quisiera
fuera mi caricia
sobre su pelo.


Y se rompe la puerta
se cierra su senda,
su murmullo se silencia
mientras vive
dentro de mí,
en ese instante
donde volveré
un día despierto…
y sentiré
esa tierna mirada
que me dejo
al alba de noviembre
sobre los adoquines
del viejo Madrid…

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