Y me enredo...

Y me enredo,
acaricio los nudos de tu espalda
y me pego, cual erizo en roca,
y me enredo
sin desden y en tu compañía,
descargado de nostalgia
y arropado por la luna.

Y me dejo enredar
someterme a tu elegancia
con el órdago de mis cartas,
sin escrúpulos ni compromiso
con la necesidad de tenerte
el resto de mis segundos.

Y me enredo
con la libertad de un reo
que se abandona a su condena,
con la sabiduría de tenerte
por tener tu alma en vena,
con el color de tu perfume
y esa llama eterna,
que es tu mirada
sobre la mía
cuando me enredas...


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